sábado, 17 de noviembre de 2012

CHILES EN NOGADA

  
CHILES EN NOGADA

HISTORIA
El 2 de agosto de 1821, los insurgentes habían ganado ya la guerra de independencia de México, y se dirigían entonces a la ciudad de Córdoba, Veracruz, para firmar el Acta de Independencia representados por su caudillo, Agustín de Iturbide. 
Al enterarse el obispo, Antonio Joaquín Pérez Martínez, del paso de tan importante personaje por Puebla, decidió junto con el Ayuntamiento, recibirlo con flores, oficiando una ceremonia en la catedral, para más tarde en la casa del obispo, disfrutar de un gran banquete. 
Para el banquete se mandaron a hacer 14 platillos diferentes a distintos conventos femeninos poblanos, pidiendo a las monjas agustinas recoletas del Convento de Santa Mónica, el platillo conocido como “Chiles rellenos bañados en salsa de nuez”, receta que existía desde 1714.

CARACTERISTICAS


El chile en nogada (el nombre más común es chiles en nogada, en plural, a pesar de que suele servirse no más de un solo chile) es uno de los platillos típicos de la gastronomia mexicana, más concretamente del estado de Puebla. Ha sido llamado el "platillo poblano por excelencia". Se prepara con chile poblano, relleno de un guisado de picadillo y frutas, cubierto con crema de nuez, perejil y grana, con lo cual se simbolizan los tres colores de la bandera de mexico. Ha sido considerado internacionalmente uno de los más finos y representativos platillos de la alta cocina mexicana.

SIMBOLISMO

Según la tradición, el local donde se agasajó a Agustín de Iturbide en su onomástico, fue engalanado con los tres colores de la naciente bandera mexicana ideada por el propio personaje: verde (independencia), blanco (religión), y rojo (unión).Las monjas de Puebla, contagiadas del espíritu y el fervor patrio que reinaba en esos días, decidieron preparar un platillo que contuviera los tres colores de la bandera y mezclaron los sabores dulde y salado con más de veinte ingredientes, aunque la sofisticación del plato exige hoy hasta cincuenta.

SU ORIGEN
Su origen no es tan polémico como el del mole poblano, pero sí igual de interesante. La primera vez que esta delicia se vertió en un plato, fue en la ocasión en que las monjas Agustinas de Puebla lo prepararon especialmente en 1821 para Agustín de Iturbide, a su regreso de la firma de los tratados de Córdoba que otorgaban la independencia a México.
Debido al fervor patrio que se vivía en aquellos tiempos, las religiosas habían acordado desarrollar una receta que se distinguiera por los colores de la bandera: verde, blanco y rojo.


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